Arroz con pollo y pimientos de Padrón

Os pementos de Padrón, unos pican e outros non (los pimientos de Padrón, unos pican y otros no).
Es la frase que va tan de la mano, al consumo de esta variedad de pimientos, llevada a Galicia a finales del siglo XVI o comienzos del XVII, de la mano de unos misioneros franciscanos que se instalaron en el Convento de Herbón, localidad perteneciente al municipio de Padrón (consello que recomiendo visitar y disfrutar en cuanto podaís) y que con el paso de los años y todo el esmero posible de los agricultores de la zona, ha llegado a ser un producto con denominación de origen.



Hoy, 25 de Julio, es fiesta grande en Galicia, a la que considero mi segundo hogar por muchas razones, y eso que solo estuve allí un añito de nada, pero el apego a su gente, a su gastronomía, a su música y a sus paisajes, se forjó desde el mismo momento en que allí llegué. En Santiago nació mi hijo mayor y por casualidades de la vida, es el nombre que ya teníamos decidido de antemano. 

Para este celebrar este día tan especial, he preparado un sencillo arroz con pollo, pero dandóle el toque picante y sabroso que proporcionan unos buenos pimientos de Padrón. ¡¡Espero que os guste, en casa lo hemos devorado!!


Ponemos a calentar el caldo de pollo.

Cortamos la pechuga en trozos grandes y las verduras en juliana o rodajas, como más os gusten.
En una paellera o una sartén grande, ponemos un chorrito de aceite de oliva y salteamos a fuego fuerte los trozos de pollo, hasta que se doren un poco.

Bajamos el fuego a medio gas e incorporamos a la paellera las cebollas y los dientes de ajo. Dorada la cebolla, añadimos el resto de verduras troceadas y los pimientos de Padrón. Sofreír durante 5-7 minutos.



Picar fino los tomates y agregar al sofrito. Saltear 3 minutos.




Añadimos ahora al arroz y lo salteamos 1-2 minutos, junto a las verduras y el pollo. Incorporamos al caldo y removemos con cuidado. Ponemos el azafrán, una cucharadita de Pimentón de la Vera y un poquito de sal.

Dejamos cocer unos 20 minutos a fuego bajo, moviendo la paellera con ambas manos de vez en cuando, pero sin tocar el arroz.