Este es un plato que me ha apasionado desde pequeño y no solo por el contraste de sabores dulce y salado que lleva asociado, sino sobretodo, por la textura tan crujiente que adquieren al freírlas y que las hacen verdaderamente irresistibles. Aunque he usado miel de abejas, os recomiendo que las probeís con miel de caña para realzar aún más el sabor.
Receta económica, sencilla, rápida y seguro que del agrado incluso de los poco "berenjeneros", y es que están deliciosas como aperitivo. ¿Os apetece?
1 berenjena
100 gr de harina
60 gr de harina de maiz
Pizca de sal
Zumo de 1 limón
1/2 sobre de levadura (7 u 8 gr)
2 cucharadas de perejil fresco picado
Cerveza fría (1 botellín=25 cl)
Pizca de canela molida
Jengibre molido y azafrán o colorante alimentario
Miel de flores o de caña
Aceite de oliva para freír las berenjenas
Preparativos antes de comenzar
Lavar y cortar las berenjenas en láminas muy finas conservando la piel. Dejarlas en un recipiente con agua fría, sal y zumo de limón durante 1 hora para que pierdan el amargor, como tienden a flotar, será necesario ponerles peso encima para que estén completamente sumergidas.Preparamos la masa en la que rebozaremos las berenjenas de la siguiente manera:
En un recipiente hondo mezclamos la harina con la maicena, la levadura, la sal y las especias. Una vez integrado todos los ingredientes, añadimos la cerveza con cuidado porque nos saldrá bastante espuma. Vamos removiendo poco a poco hasta que la espuma baje y la masa vaya consiguiendo una textura densa, si es necesario, sumaremos más maicena hasta lograr una mezcla espesa que se adhiera bien a las láminas de berenjena. Incorporamos el perejil picado, volvemos a mezclar lentamente y dejamos reposar la masa unos 30 minutos.
Escurrimos y secamos bien las láminas de berenjena con papel de cocina. En una sartén grande añadimos aceite de oliva y calentamos a fuego medio, sin que llegue a humear.
Vamos pasando las berenjenas por la masa preparada y reposada, que se impregnen bien por todas partes y freímos hasta que se doren. Una vez fritas, las ponemos a escurrir en una fuente con papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
Templamos un poco la miel y la distribuímos sobre las láminas de berenjena frita y crujiente. Servir enseguida para degustar todo el crujiente de la masa.
Yo les dejé la piel porque además de gustarme el contraste del sabor un pelín amargo de ésta con la miel, salen mejor fritas y no se deforman.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.