Que no, que no, no es para tanto a pesar de ese nombre, son muy fáciles de elaborar y desde el mismo momento en que estés preparando el relleno te estás repitiendo a tí mismo: ".... esto tiene que estar de vicio...". Una receta para disfrutarla desde el primer momento en que te embarcas en su elaboración. Magnífica combinación de agridulces y de texturas que a buen seguro, te harán recordar tanto como a mí esta receta que bien puede adaptarse tanto a un díario como a ocasiones especiales sin ocuparte demasiado tiempo en la cocina.
8 hojas pasta brick
14 langostinos de buen tamaño
4 dientes de ajo
8 dátiles deshuesados
150 gr de mozzarella rallada
Perejil
Pimienta negra
Sal
1 huevo
Aceite de oliva para freír
Laminar los dientes de ajo una vez pelados. Picar fino el perejil y también los dátiles.
Añadir 2-3 cucharadas de aceite de oliva en una sartén mediana y templar.
Continuar agregando los dientes de ajo laminados y dorar ligeramente. Incorporar los langostinos troceados y saltear hasta que tomen color. Salpimentar.
Retirar la sartén del fuego y añadir el perejil y los dátiles. Sacar a un plato el relleno y dejar enfriar completamente. Como se puede ver en la foto, llegados a este punto, dan ganas de coger la cuchara, una rebanadita de pan y probar este delicioso revuelto.
Cortar tiras longitudinales de un ancho de 4-5 cm aproximadamente en la pasta brick. Poner sobre cada tira una cucharada del relleno y sobre éste, un poco de mozzarella rallada.
Enrollar como en la receta de briouats y sellar los bordes con huevo batido. Os dejo un croquis de como hacerlo, no es nada complicado.
Freir los bricks de dos en dos hasta que se doren completamente por ambos lados. Retirar una vez dorados a una fuente con papel absorbente.
Servir bien calientes acompañados de salsa alioli y ensalada.
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