Ayer fue el cumpleaños de mi hija Ana, la más chica de los dos hijos que tengo. Una preciosidad rubia de ojos azules y más delgada que un palillo de dientes, que es el cariño personalizado. Ya sé que como padre es normal que diga estas cosas de una hija, pero debeís de reconocer que es inevitable.
Ana nació con una diferencia de 9 años respecto a mi hijo mayor Santiago, tras otros tantos años de deliberaciones y que sí y que no, pero al final nos decidimos y tuvimos que retomar toda la práctica de volver a empezar de nuevo con otro bebé. Sin embargo, este nuevo nacimiento y todos estos años hasta la fecha han significado tanto para Sol como para mí, un rejuvenecer y un punto de vista muy diferente a lo que estábamos acostumbrados con un niño. Dulzura, cariño y ese punto de vista tan particular, que absolutamente de todo, teneís las mujeres desde pequeñitas.
Bueno me recojo la baba y os hablo de la tarta que le preparé para su celebración con la familia y sus amigas: una cheesecake de chocolate preparada sin necesidad de horno, de lo más sencilla de elaborar y que ha sido un éxito absoluto aunque tengo que confesaros que llena lo suyo y es para disfrutarlas en porciones pequeñitas si no quereís quedaros sin cenar.
Os dejo la elaboración de la misma y espero que os guste. ¡¡Hasta pronto y ser felices!!
Para un molde de 20 cm Ø
400 gr de galletas de chocolate
85 gr de mantequilla
600 gr de queso crema
200 gr de mascarpone
2 cucharadas colmadas de azúcar glass
250 gr de chocolate negro
300 gr de chocolate con leche
Bolitas de cereal y chocolate
Corazones de chocolate
85 gr de mantequilla
600 gr de queso crema
200 gr de mascarpone
2 cucharadas colmadas de azúcar glass
250 gr de chocolate negro
300 gr de chocolate con leche
Bolitas de cereal y chocolate
Corazones de chocolate
Triturar con ayuda de un molinillo eléctrico las galletas hasta reducirlas a migas. Pasarlas a un cuenco y añadirle la mantequilla derretida cuando aún esté templada. Mezclamos bien hasta formar una pasta jugosa y manejable.
Con 400 gr de galletas sale una base de algo más de 1 cm, puedes reducir la cantidad si prefieres una base más delgada.
Con 400 gr de galletas sale una base de algo más de 1 cm, puedes reducir la cantidad si prefieres una base más delgada.
Volcar esta pasta sobre la base del molde , repartir bien y prensar hasta dejarla bien compacta y con la superficie lisa.
Llevar al frigorífico mientras preparamos el relleno de queso.
Aparte, mezclar los dos quesos con el azúcar glass. Yo he utilizado las varillas eléctricas para conseguir mejor textura y que el azúcar se reparta mejor.
Fundir al baño maría o microondas, 100 gr de chocolate negro y el total de chocolate con leche procurando que no alcance demasiada temperatura. Dejar que se temple removiendo de vez en cuando. Esta crema es más compacta que un mus y de hay que llene más.
Cuando el chocolate se haya enfriado un poco, le vamos incorporando el queso hasta que se liguen bien ambas mezclas. Este paso, también lo hice con la batidora eléctrica.
Sacar el molde del frigorífico y añadir la mezcla de queso con chocolate sobre la base de galletas. Alisamos para que la superficie quede homogénea.
Tapar con film transparente y dejarla enfriar un mínimo de 2-3 horas, aunque yo la hice el día anterior a la decoración.
Para la decoración, fundir el resto de chocolate negro y cubrir la tarta una vez cuajada, decorando a vuestro gusto antes de que el chocolate se solidifique del todo. Al ser chocolate derretido, se quedará una vez frío con una gran chocolatina flotando sobre la crema de queso y chocolate. Volvemos a tapar con plástico y llevamos a la nevera hasta el momento de servir.
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