Hoy al atardecer comenzará el Año Nuevo judío(Rosh Hashaná) que se materializa en la cifra del 5776, cuando salga la primera estrella.
Esta festividad se celebra los dos primeros días del mes tishrei del calendario hebreo, el 14 y 15 de septiembre.La celebración comienza al anochecer de la víspera con el sonido del shofar (un cuerno de carnero), llamando a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia. Se festeja en estas fechas por comenzar el mes tishrei, cuando Dios creó el mundo, momento también en el que, según el Antiguo Testamento, fue creado el primer hombre: Adán.
Rosh Hashaná , junto con Yom Kippur (Día del Perdón), forman un período de introspección y balance sobre las acciones realizadas y sus consecuencias.
Las familias se reunen para celebrar esta vispera y se desean shaná tová umetuká: "un año bueno y dulce".
Ya todos reunidos en la mesa, antes de servir la cena se hacen varias oraciones (brajot) con alimentos simbólicos (simanim) ya dispuestos para los comensales. Con ellos se pedi a Dios que sea un buen año. Se bendicen el vino y el pan pero en Rosh Hashaná, la jalá (el pan trenzado de los viernes) es redonda y se espolvorea con azúcar en vez de sal. En esta fiesta de reflexión y buenos propósitos se comen alimentos redondos y dulces. Se regalan manzanas, miel, golosinas, galletas y pasteles a familiares y amigos.
Las velas se han encendido antes de que anochezca, como en cada shabbat, como en cada fiesta.
Cada comensal toma un trozo de manzana y lo unta con miel para que el ciclo que inicia sea redondo (completo) y dulce, y se reza:
“Que nos renueves un año bueno como la manzana y dulce como la miel, desde el inicio hasta el final”.
Se come granada roja para que haya tantas buenas acciones (mitzvot), bondad y méritos como las incontables semillas de este fruto.
Como colofón a esta cena festiva, se sirve el leikaj (לייקח) que es una torta de miel realmente deliciosa, de textura húmeda y muy, muy fácil de elaborar.
La palabra leikaj deriva del yiddish (en alemán "lecken=lamer"), y seguramente esté relacionado con un antiguo y tradicional dulce de Medio Oriente llamado bassbousa y del cúal teneís su elaboración en este blog, pinchando en el enlace.
Recetas de este pastel hay miles, cada familia le da su toque personal, pero la que os dejo a continuación es muy práctica, sencilla y con un resultado delicioso.
Es un pastel exquisito para tomar en la merienda, degustándolo inmersos en el aroma a miel y canela, que en su elaboración ha dejado impregnada tu casa.
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5 huevos
Jugo y ralladura de 1 limón y de 1 naranja
250 gr de azúcar
100 gr de manteca o margarina
400 gr de harina
1 taza grande de miel
1 tacita de aceite
1 tacita de café preparado
4 cucharaditas de levadura
2 cucharaditas de canela
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
Almendras o nueces
Azúcar glass
Tostar las almendras en una sartén con un poco de aceite y a fuego bajo hasta que se doren levemente. Dejar enfriar y picarlas a tamaño medio.
Ponemos en un recipiente la tacita de café, la miel, la margarina o manteca derretida, el aceite, los huevos, el azúcar y los jugos y ralladuras de limón y naranja.
Unir todo bien y agregar la harina tamizada mezclada con la levadura y el bicarbonato, la canela y las almendras o nueces trituradas a tamaño medio, no en exceso.
Revolver suavemente.
Pasamos la mezcla a un molde previamente enmantecado y enharinado.
Hornear a 180ºC durante 30-40 minutos.
Controlar con un palillo hasta que esté a punto.
Dejar entibiar y cortar en cuadrados, espolvoreando con azúcar glass a la hora de servir.
Una variante para este delicioso pastel y contando con que a todo el mundo no le gusta el café, sería pelar una manzana verde y rallarla finamente, la incorporamos a la masa y listo, os quedará con una textura mucho más jugosa.
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