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Dessertsabad cumple ya su tercer aniversario, un proyecto que pretende no solo mostrar recetas de cocina, sino también dar a conocer, a través de la gastronomía, otras culturas, otras palabras y otras maneras de hacer, un proyecto que ha ido creciendo paralelamente a mi visión cada vez más amplia tanto de la cocina tradicional, como de la más vanguardistas que sin renunciar al buen sabor, son presentadas con una visión más innovadora y original.Lo que se inició más como un pasatiempo en el cuál ir recopilando todos aquellos platos que hacíamos en casa y de paso, deshacernos de tantas, innumerables más bien diría yo, recetas en papel sacadas de revistas, transcritas de boca de abuela, madre o vecina o copiadas de pizarras en bares, la mayoría de las veces en servilletas de papel como seguramente estaréis pensando, y, a las cuales sería pecado un desagravio tal, como el extravío; se ha convertido en un proyecto del que sinceramente, me siento muy satisfecho sobre todo porque disfruto de él como algo que se ha ido moldeando desde cero, a trompicones en su inicio y por supuesto sin esperar el resultado que a fecha de hoy, después de tres años de actividad, ha tenido en cuanto a volumen de recetas publicadas ni por supuesto, la interacción con tantos cocineros y mejores personas.
Otra de las ventajas de haberme embarcado en estos menesteres, ha sido la de descubrir, y en otros casos indagar más profundamente, en la cocina de otros países y culturas, disfrutando al corroborar, de como la gastronomía es un factor fundamental y muchas veces determinante, en el día a día de las personas, comensales o cocineros, independientemente de donde sean y de los ingredientes que configuren sus platos.
Gracias por los premios y menciones recibidos en estos tres años, aunque lo más gratificante es el reconocimiento de todos vosotros, seguidores fieles que con vuestros comentarios habéis animado y aportado nuevas sugerencias e ideas.
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Por supuesto, desde aquí doy las gracias también a mi mujer Sol y a mis dos hijos Santiago y Ana, puesto que, como decía la letra de aquellas sevillanas: "...a veces, muchas veces, más de cuatro veces..." se han convertido en conejillo de indias de muchos de mis experimentos salidos de la cocina.
Así que yo también os doy las gracias por estar ahí durante todo este tiempo y por haber compartido mucho más que nuestro gusto por la buena cocina. ¡Un gran abrazo y os obsequio con todo mi cariño uno de estos corazones para cada un@ de vosotr@s!
14 corazones simples-7 montados
1 plancha de hojaldre
500 gr de nata para montar
170 gr de queso mascarpone
2 gr de agar-agar
1 huevo
150 gr de azúcar glass
2 cucharadas de zumo de medio limón o agua
4-5 fresas para decorar y fideos de colores
Unas gotas de colorante rojo
Un cortapastas en forma de corazón
3 hojas de papel de horno
Precalentar el horno a 200º C.
Desenrollar el hojaldre sobre una lámina de papel de horno, yo lo he dejado con el grosor que trae de fábrica.
Cortar con el cortapastas tantos corazones como nos de la superficie y se disponen sobre la placa de horno recubierta con papel.
Se cubren con papel de horno y encima ponemos otra placa de horno o cualquier superficie pesada y apta para el horno, de esta manera se evita que suba el hojaldre.
Hornear a 200ºC durante 12-15 minutos o hasta que queden lo suficientemente dorados. Una vez horneados, retirar y dejar enfriar completamente.
En un cazo aparte, poner 2 cucharadas de nata y templar (no vale en frío). Añadir el agar-agar y mezclar hasta disolverlo muy bien. Apartar y enfriar.
Montar la nata y mezclar una vez en su punto, con el queso mascarpone, removiendo con cuidado para que no se baje en exceso la nata montada.
Añadir el agar-agar que debe estar espeso y frío y volver a mezclar con cuidado hasta obtener una crema compacta.
Poner la crema de nata y queso en una manga pastelera y enfriar durante unos 15-20 minutos.
Preparar un glaseado fuerte mezclando el azucar glas con zumo de limón o agua, pero añadiendo poco a poco para ir controlando el espesor. Una vez en su punto, añadir unas gotas de colorante hasta obtener el color deseado. Pintar con este glaseado la mitad de los corazones y dejar secar del todo. Es el momento de adornar con los fideos de colores.
Rellenar con la crema de nata y queso el resto de los corazones. Disponer las láminas de fresa en el lateral de los corazones, incrustándolas sobre la crema de queso y nata y tapar con la mitad decorada.
Se puede sustituir el agar-agar por hojas de gelatina, en este caso la medida sería de 4 hojas de gelatina.
Disfrutarlas en el momento porque el hojaldre pierde textura dentro del frigorífico, así que tener preparado el cafelito.
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